jueves, 17 de enero de 2008

POR FIN A BUEN RECAUDO

Cualquier aficionado a coleccionar cualquier tipo de cosa, intenta siempre que su colección se guarde y conserve en las mejores condiciones posible. Intentará por todos los medios guardarla en el lugar idóneo para que dicha colección perdure y pueda ser observada por el resto de aficionados o amigos curiosos.


Cuando la afición que se tiene es la de por ejemplo, coleccionar sellos, monedas o mariposas, un mueble bien acondicionado o incluso una habitación entera de nuestro domicilio, se puede dedicar a nuestro particular museo. Si lo que uno colecciona son vehículos, la cosa comienza a ser problemática. Si tienes tu moto, la puedes guardar junto a tu plaza de garaje, si por el contrario, lo que tienes es un Seiscientos necesitaras la plaza de garaje completa. Ahora bien, la cosa se complica cuando lo que te ha dado por coleccionar son camiones, y el tema se hace realmente difícil cuando tienes más de uno y más de dos. En estos dos últimos casos la única solución a nuestro problema y a nuestra fiebre “coleccionista”, pasa por tener un terreno o parcela donde aparcarlos. Claro, ésta solo puede ser una solución temporal, ya que los vehículos a la interperie se deterioran a ojos vista, por lo que la solución final pasa por hacerse con una nave industrial donde meterlos y tenerlos a buen recaudo.



Esto que contado así parece sencillo es en realidad complicado, visto como está la vida, las hipotecas, y no olvidemos que se trata de una afición o un capricho, con lo cual es realmente complicado que esto finalmente suceda. En mi caso y tras casi ocho años de tener camiones a escala real, por fin me ha llegado la hora en la que pueda disponer de una nave donde cobijar y cuidar a mis Pegaso.

El pasado jueves 3 de Diciembre comenzamos con el traslado de dos de los vehículos, pues el tercer Pegaso (que sigue a la interperie), está en proceso de restauración y se encuentra prácticamente desmontado, por lo que hasta que no se encuentre en condiciones de marcha no se unirá a sus dos hermanos.


El transporte le fue encomendado a Grúas y Talleres Saavedra, empresa sevillana, con la que ya he trabajado varias veces, y con la que volvere a trabajar cada vez que tenga que mover uno de mis cacharros, por su buen trato y profesionalidad, así que aprovecho para darle las gracias a Fernando, que con la ayuda de su Atego hicieron posible y fácil, el traslado de los mastodontes.

En primer lugar nos llevamos el 352 que a pesar de la lluvia reinante arrancó a la primera. Para hacer más segura la subida y bajada de los Pegaso, se utilizó el cabrestante de la plataforma que guió a las mil maravillas a los Pegaso. Hay que decir que las baterías se comportaron como unas campeonas, pues después de pasarse 7 meses descargadas, bastaron dos días de carga lenta para volver a recuperarlas. El mérito de ésto también hay que dárselo al cargador Ferve 925 (una de las mejores inversiones que he hecho) que puede con lo que le echen.


El primer viaje sin problemas, en el punto de destino el Pegaso arrancó de nuevo a la primera y lo dejamos reposar en su nueva casa (estoy seguro que respiró aliviado). Tras esto desmontamos las baterías y nos fuimos a "vitaminar" el cuerpo pues el esfuerzo lo merecía.

El Troner esperaba su turno, así que le pusimos "las pilas", basculamos la cabina y con la ayuda al arranque del cargador (que no hubiese hecho falta), la Troneta comenzó a resoplar de nuevo. Previamente le habíamos desmontado el espoiler del techo y la toma de aire elevada, pues teníamos que pasar por un punto donde existe un puente con tan solo 4 metros de altura libre, así que como el Atego hasta la plataforma tenía 1,20 mts y el Troner hasta el techo otros 3 mts más, decidimos asegurarnos metiendo las ruedas delanteras en unas trampillas que lleva el Atego y que nos hicieron ganar unos cuantos centímetros extra. El único pero de la carga fue, que al meterlo en las trampillas, tocamos el escalón de subida a la cabina del lado del pasajero y la fibra se rajó un poco (habrá que ir de desguaces a buscarlo). Una vez cargado camino a su nueva casa y a descargar. Hubo que ayudarlo a salir de las trampillas con la polea del cabrestante, pue sel camión patinaba, pero finalmente quedó a parcado junto a su hermano mayor.

Próximamente seguiremos con el traslado de más chismes...