Y ya lo creo que no es bueno, os lo digo por experiencia. Andaba hace un par de semanas buscando unas cosas para el Troner en un desguace al que suelo ir, y paseando tranquilamente a ver lo que había entrado, descubrí detrás de un Tecno, la parte alta de una cabina que me resultó familiar. Efectivamente era un cabina cuadrada, aunque me tuve que acercar para cerciorarme de que se tratabe de una cabina fija, y encima lo que estaba ante mi era una tractora, vamos, lo más dificil de encontrar de esta gama, ya que son los modelos que se retiran antes del servicio, al ser vehículos de ruta.
De vuelta a la salida del desguace la cabeza no paraba de darme vueltas, aunque en realidad, y sin querer reconocerlo, me había decidido a comprarlo. Hablé con uno de los dueños del desguace sobre su disposición a venderlo, y me dijo que lo tendría que consultar con sus socios, y que me pasase la semana próxima. Transcurrida una semana, allí estaba de nuevo a ver como se resolvía el tema, y afortunadamente me dieron la buena noticia, el camión me lo vendían a precio de chatarra, que no es precisamente barata en estas fechas, pero aún así merecía la pena.
La siguiente visita sirvió para pesar el camión, cerrar el precio, y para realizar el transporte. Como siempre del transporte se encargó Gruas y Talleres Saavedera, grandes profesionales y de un trato exquisito, desde aquí quiero dar las gracias a Ángeles (por su paciencia conmigo) y a Fernando , por su buen hacer a la hora de transportar a mis Pegaso.
Pues como os iba diciendo, la operación de carga se realizó sin necesidad de arrancar el camión y una vez asegurado y bien amarrado, nos pusimos en marcha hacia su nuevo hogar.
El trayecto no presentó dificultades y por fin llegamos a destino. Teniamos la necesidad de que para la descarga la grúa entrase en la nave para no arrancar el Pegaso, y aquí es donde nos encontramos el problema de que el camión no entraba, ya que daba por arriba con la puerta basculante y no pasaba por apenas 5 ó 6 centímetros. Como la suspensión neumática del Atego estaba abajo del todo, no nos quedó otra solución que desinchar un poco las ruedas delanteras del Pegaso, y el problema quedó resuelto. Con la colaboración de mi hermano Guillermo, entre los tres pudimos por fin dejar el Pegaso descansando en la nave junto al 2089 y el Troner.
Bueno amigos, como véis nuevamente nos hemos metido en el lío de comprar otro Pegaso, y como siempre ha merecido la pena 100 %... hasta la próxima, que seguro habrá una nueva operación rescate.