viernes, 30 de noviembre de 2007

RETROMÓVIL 99

Hoy vuelvo de nuevo la vista atrás, para recordar la primera vez que nuestro Club participó en un Salón, fue concretamente en el Retromóvil celebrado en Sevilla en 1999.


Todo y digo bien todo, fue muy complicado; pasando primero por buscar la financiación necesaria para pagar el alquiler del stand, posteriormente diseñarlo, reunir el material necesario, buscar el vehículo a exponer, montarlo todo, atenderlo los días de la exposición y finalmente recogerlo... una auténtica odisea.


Como suele pasar en estos casos, uno abusa siempre de la buena fe y voluntad de los amigos a los que uno exprime sin darse cuenta. La verdad es que si no hubiese sido por la colaboración de un buen número de amigos y socios del Club esto no se podría haber hecho.

Finalmente todo el esfuerzo mereció la pena, y prueba de ello es que fuimos consideramos el mejor stand de la feria. Reunía un buen número de aspectos. Contaba con una exposición fotográfica de la historia de Enasa, recambios de nuestros Pegaso, acceso a los catálogos y material de archivo que fue expuesto, una exhibición de Maquetas de Modeltrans (todo el catálogo del momento), además de maquetas particulares de socios, incluso Slot Classic nos mandó sus modelos de Z-102, banderas, carteles, y un estupendo camión Pegaso Comet.


La "logística" corrió a cargo de Talleres Hermanos Domínguez de Carmona, que transportaron todo el material, y nos fabricaron el mastil para la enorme bandera del 50 Aniversario, además de facilitarnos, papeleras, ceniceros, macetas, banderas, expositores etc, etc. A través de ellos contamos con la participación del SEPEI (servicio de bomberos) de la Diputación de Sevilla que nos cedió el vehículo, que como veís por las fotos, estaba impecable. El camión fue el gran protagonista del stand, ya que lo arrancábamos de vez en cuando y hacíamos sonar las sirenas, además lo abrimos para que los más pequeños pudiesen subir a un camión de bomberos de verdad. La espectación fue enorme.

Gracias las aportaciones económicas de José Manuel Savall, Modeltrans, Jesús Sánchez Álvaro e Igor, pudimos pagar el alquiler del suelo. Gracias también a Modeltrans que mandó todas sus maquetas, al igual que Slot Classic que hizo lo mismo. Y por supuesto agradecer a todos los socios que se desplazaron esos días para estar con nosotros, como David Boqué y su hermano Miguel, Francisco Enciso, José Antonio García y su esposa, Victor y Javier de Modeltrans, José Manuel Zunzunegui, Jesús Sánchez Álvaro e Igor que vinieron a pasar la tarde desde Madrid, y por último dar las gracias a mi hermano Guillermo a Eduardo y Jose, y Hermanos Domínguez, mucha gente, si y muchos amigos que se desvivieron para representar a Pegaso en un Salón de Clásicos, sería la primera vez...

Saludos

martes, 20 de noviembre de 2007

RESURECCIÓN DE UN CAMIÓN

El tedioso mes de Agosto me trajo la grata sorpresa de conocer a través de mi amigo Domingo Moro, la existencia en la provincia de Huelva de un Ebro B-45 restaurado. Domingo, socio al igual que su padre de la cooperativa San Cristóbal de Bonares, localizó en uno de sus viajes un B-45 en la localidad jienense de Cabra de Santo Cristo, donde en un estado más que lamentable, el camión apuraba sus últimos años dedicado a labores agrícolas repartiendo estiércol entre los olivos de una finca.



Localizado el camión, Domingo habló con Juan Antonio Moro, gran conocedor de estos vehículos gracias a que compartió juventud con uno de ellos; y que en cuanto supo de su existencia pensó en rescatarlo. Tras un par de viajes para cerrar el trato, con subida de precio incluida entre uno y otro desplazamiento, y ya con la ayuda inestimable de su hijo Juan Antonio, que se unió al proceso de restauración de inmediato, en Noviembre de 2002 el camión llegaba a Bonares, donde comenzaba su nueva vida.



El trabajo ha sido hecho a conciencia de eso puedo dar fe. El camión fue desmontado por completo a su llegada, dejando el chasis sin ningún elemento, comenzando por alargarlo para así devolverle su longitud original, ya que había sido acortado al montársele el basculante que equipaba. Desmontadas las ballestas, caja, cabina, grupo, etc., se comenzó con el motor, un Ebro de 4 cilindros, al que se le hizo equipo de motor completo. Encontrar recambios no fue difícil gracias a que afortunadamente aún se encuentran en servicio numerosos tractores Ebro, que equipan el mismo modelo de propulsor, y hay talleres que tienen en stock piezas de ellos. Como curiosidad deciros, que el depresor de freno, también pertenece a un tractor. Salvo la cabina, que fue enviada a un taller de chapa de la localidad, donde fue reparada y pintada, todo lo demás lo hizo la familia Moro, y digo la familia, porque incluso la esposa de Juan Antonio colaboró en la tarea.



Una vez que se tuvo reparado el motor, y colocadas de nuevo las ballestas, se montaron los ejes, siendo el trasero desmontado también, para colocarle rodamientos nuevos. Rematar la cabina no fue fácil, se buscaron las manillas exteriores e interiores, que curiosamente aparecieron en el taller de un amigo que conservaba recambios nuevos de la época y pudo surtirlos de estos elementos. No pasó lo mismo con los emblemas del capó, que no aparecían por ninguna parte, y casualmente consiguieron encontrar, colocados en otro capó que estaba enterrado entre la montaña de chatarra de otro taller donde también rebuscaron.



En este punto, y con el bastidor y la cabina montados, se encontraron con el “dilema” de tener que elegir el tipo de caja que le pondrían así como su color, ya que para el chasis y la cabina se habían elegido los propios de la marca y que traía de origen del camión. Tras muchas vueltas y elegido el modelo se pusieron manos a la obra, ya que la caja la fabricaron ellos en su totalidad y la pintaron en dos colores.



El nivel de detalle y cuidado que se ha puesto en este trabajo, solo es posible apreciarlo examinando el vehículo en vivo, y es que no te cansas de mirarlo por todas partes, es increíble el resultado, aunque viendo el cariño que han puesto, y la sabiduría mecánica que atesoran era imposible que el resultado fuese otro.

El reportaje fotográfico se realizó en Bonares donde nuestro Ebro duerme feliz en una cochera propiedad de la familia Moro, que nos dio todo tipo de facilidades para la realización de este reportaje, y que estuvieron encantados de darnos todo tipo de detalles del proceso de recuperación, aunque como no podía ser de otra forma la conversación derivó en otros temas, y charlamos animadamente durante toda la mañana de la historia de nuestro transporte, y de aquellos viejos cacharros que circulaban por nuestras carreteras en aquellos años donde no existía la suspensión neumática ni la inyección electrónica, Barajas, Comets, Ebros y Barreiros, volvieron a nacer de nuestros recuerdos, mientras Juan Antonio (hijo), arrancaba el Ebro y lo sacaba de la cochera, para que el sol nos dejase ver en toda su plenitud el trabajo realizado, impresionante, mejor que cuando salió de fabrica seguro. Ojalá pronto tengan en sus manos otro clásico y pueda volver a la vida de la misma forma, parece magia, pero es mecánica, dos años casi, de dedicación y esfuerzo recompensados a la vista del resultado.



Pronto terminará la restauración, cuando el camión tenga de nuevo sus papeles al día y su seguro especial de vehículo histórico. Ojalá cunda el ejemplo y podamos organizar algún día una concentración de industriales veteranos en Andalucía.

Nota: Gracias a Grupo Transonuba (GTO), por su amabilidad.

jueves, 15 de noviembre de 2007

HISTORIAS PASADAS

Hoy quiero recordar tiempos pasados, historias pasadas...

...Dentro de las actividades que desarrollábamos en el Club Hispano Suiza-Pegaso, estaba la realización de una revista interna que denominábamos “El Pegasista”. En aquel año de 1997 en que salió el primer número los medios técnicos de los que disponíamos no eran los mismos que podemos tener todos hoy día en nuestras casas, así que a pesar de contar con la ayuda de un ordenador, la técnica del “recorto y pego” a la hora de maquetar la revista estuvo a la orden del día.


Sacar adelante una idea así es siempre difícil, recabar y redactar los artículos, maquetar la revista, imprimirla, encuardernarla y distribuirla a los socios fue una dura tarea. En la redacción de los artículos conté con la colaboración de bastantes socios, a los que no me cansaré de dar las gracias, y que hicieron más fácil todo aquel trabajo. A pesar de todo, solamente se editaron un par de números quedando el tercero de ellos casi terminado, aunque no llegó nunca a distribuirse.

Para la tercera entrega, de la que os muestro la portada terminada que nunca nadie a visto, conté con un nuevo diseño de la cabecera que realizó Jesús Sánchez Álvaro y que como podéis ver es una auténtica maravilla. Inspirándose en las letras “clásicas” de nuestra marca, Jesús le dio un toque de originalidad y personalidad a nuestra revista. Es justo reconocer aquel trabajo, que desgraciadamente no pudieron disfrutar todos. Por eso hoy quiero desde aquí reconocer ese estupendo diseño, sacándolo a la luz para que todos lo podáis disfrutar.


Si la idea de aquella revista y del propio Club, no tuvieron la continuidad esperada, os aseguro que no fue por falta de ganas e ilusión del que esto escribe, pero imagino que todos sabréis, que hay ocasiones en que las responsabilidades familiares, laborales y personales, te apartan sin querer de aficiones y hobbies. Espero de nuevo arrancar desde este Blog con aquella antigua idea, esperando ahora si, tener un poco de ese tiempo que me faltó en su día.

Gracias a todos los que apoyaron al Club entonces, a la buena gente que conocí y a los buenos amigos que hice. Aquellos fueron buenos tiempo, que perduran dentro de nuestros recuerdos.

“El Pegasista”, la “Revista del motor dedicada al caballo volador”, ha vuelto. Gracias por la acogida que está teniendo este Blog. Gracias a todos los que lo vistáis y queréis compartir estas reflexiones personales sobre esta apasionante afición camionera.

Saludos

lunes, 12 de noviembre de 2007

MOMENTOS FINALES

Si tenemos en la historia de Enasa un vehículo concreto que haya despertado comentarios y especulaciones sobre su misteriosa existencia, ese es sin duda el Pegaso Bacalao.

Con el objetivo de aclarar todos estos puntos oscuros, hace algo más de año y medio que un amigo inició un trabajo de investigación sobre este modelo, que reveló gran cantidad de información, datos y fotos que hasta ahora no se conocían. Desgraciadamente el trabajo está aún sin concluir, por lo que por respeto al trabajo realizado, no puedo revelar la información recavada, ya que lógicamente debe ser su autor el que lo haga. Como mero colaborador de esta labor, he tenido la suerte de haber tenido acceso de primero mano a la información revelada y poder así ver un poco más clara la historia de este increible furgón.

Este apasionante trabajo, ha permitido obtener testimonios directos de personas que participaron en esta historia, en algunos casos incluso en primera persona. Toda esta información, como os digo ha aclarado muchos puntos, pero en algunos casos, incluso se han obtenido testimonios contradictorios sobre determinados aspectos que no han hecho sino que crear mayores dudas.

Es curioso que sean hechos ocurridos hace relativamente pocos años, y que haya aún tantas dudas y especulaciones sobre ellos. Algunas de estas dudas siguen a día de hoy en el aire, pero otras muchas quedaron aclaradas, creedme el Bacalao tuvo una viva movida y apasionante, capaz de llenar por si sola las páginas de un buen libro.

La foto que os quiero mostrar hoy corresponde a los últimos momentos del Bacalao antes de que "desapareciera". En ella podéis ver el estado de dejadez y abandono que pesaba ya sobre el vehículo en esos años. Poco quedaba del esplendor vivido.

Os puedo mostrar esta foto, ya que fue publicada con motivo de la celebración del 60 Aniversario de Enasa-Pegaso en el Motor Show Festrival de Zaragoza 2006. En aquel evento coordiné este stand y diseñé el "retro-panel" donde se pudieron ver casi 150 fotos de la historia de Enasa entre las que se encontraba esta que hoy véis. Impresionante ¿verdad?.

Algún día espero que se publique esta historia. Merece la pena.

Saludos.

jueves, 8 de noviembre de 2007

VIAJE AL CENTRO DE PEGASO (PARTE III)

Continuamos hoy con una nueva entrega de este particular recorrido.

Hoy os traigo cuatro nuevos modelos. En primer lugar tenemos un 1100 realmente curioso, pues este camión nunca fue vendido y está sin estrenar. Tampoco la propia Enasa lo carrozó ni lo utilizó nunca. Creo que pocos Pegaso se encuentran en el estado de éste.


A continuación, podemos ver un Mider de 260 cv y tres ejes, que tampoco se estrenó nunca y que permaneció en la campa de la Fábrica de Barajas hasta que fue trasladado a Salamanca. Los años que permaneció a la interperie, han hecho mella en él.


El siguiente es un Comet que se utilizó como remolcador por el personal de fábrica, y que se encuentra realmente cuidado y preparado, no tenéis más que ver el original escape vertical. Parece ser un 1091.

Para terminar os muestro un Tecno de la gama del año '89, tal y como podeis comprobar por su calandra tipo "Mider".

De nuevo espero que sepáis perdonar la calidad de las fotos, pero es lo único que se pudo hacer en aquella ocasión.

Saludos

lunes, 5 de noviembre de 2007

UN SÁBADO CUALQUIERA

Nada más entrar pude verlo. Estaba tras una furgoneta Mercedes, un poco escondido aunque no había duda de que era ese. No sabía que aquel Pegaso sería mi primer camión, cuando aquella fría mañana de Enero de 2000, entré en el pequeño desguace situado a la entrada de Utrera. Me acerqué buscando alguna razón que me empujara a quedármelo; a ver si como me habían dicho unos meses atrás, aquel “cabezón” ex_ejército del aire, estaba bastante entero y merecía la pena conservarlo. La primera impresión fue buena, así que me dirigí al propietario a ver como andaba el tema del precio; y tras unos minutos de conversación decidí quedármelo.



De vuelta a casa no paraba de darle vueltas a todo lo que había pasado esa mañana, “salí a verlo y lo he comprado... has comprado un camión... ¿estás loco?...”, me daban vueltas muchas cosas en la cabeza sobre todo, saber donde lo metería, pues no tenía cochera ni nada que se le pareciera. Es en este punto de la historia donde entran Hermanos Domínguez (Iveco_Pegaso de Carmona), que más ilusionados que yo con la noticia de la compra, me hicieron un hueco en su patio para meter el cacharro, además de hablar con unos amigos suyos que nos prestaron la góndola para hacer el transporte.

La siguiente visita a Utrera, la hice acompañado de Santiago, un socio del Club, y de mis dos tíos José Luis y Vicente, dos mecánicos de toda la vida que intentarían sacar al Pegaso de aquel letargo de más de cinco años durmiendo “al raso”. Tras pasar por Carmona para recoger un par de baterías del taller de Hnos. Domínguez, llegamos a Utrera. Yo no estaba demasiado convencido de que arrancase, pero cuando vi a mis tíos ponerse “manos a la obra” me fui animando. Daba gusto verlos trabajar, poniendo baterías, metiendo gasoil nuevo, sangrando... hasta que por fin CONTACTO!!! El motor comenzó a moverse perezosamente a la vez que seguían sangrando sin parar. Parecía que el condenado no quería despertar, hasta que poco a poco el sonido fue cambiando y por fin tras estar sin respiración un buen rato, una bocanada de humo negro salió por el escape y la historia de aquel camión comenzó de nuevo, pero esta vez en mis manos. Joder!! Que momento, como sonaba, que maravilla... Cuando hizo aire, mi tío Vicente al volante lo movió hasta colocarlo en la posición adecuada para que subiese a la góndola el próximo día.


La góndola tuvo que ir dos veces, y es que la primera y tras arrancar el camión sin problemas y ponerme al volante, metí la marcha atrás que yo no sabía está colocada al revés de lo habitual en un turismo, y tras frenarlo para no llevarme lo que había detrás, no hubo narices de desbloquear los frenos. Tras una buena tanda de martillazos a las manguetas de freno, y desesperarnos, la góndola se fue de vacío. Parecía que nunca iba a sacar el camión de aquel desguace. Nuevamente Hnos. Domínguez que con su amabilidad inagotable, mandaron a la semana siguiente a uno de sus mecánicos que en menos de diez minutos, fue capaz de localizar la avería, que no era más que el pedal del freno se quedaba cogido, y tras pisarlo había que soltarlo con las manos.

Tras unos días, otro Sábado camino de Utrera, esta vez tenía que ser la definitiva sino me quedaba sin góndola y sin amigos. Una vez colocada en posición y con las rampas desplegadas nos dispusimos a arrancar el Pegaso. Como no podía ser de otra forma, iba a haber problemas y es que las baterías, que llevaban entre unas cosas y otras cerca de un mes en el desguace y sin cargar, se vinieron abajo al primer intento y el motor no volvió a moverse. Las piernas me temblaban, no sabía que hacer allí sólo y sin ayuda. En el colmo de la desesperación y a riesgo de tocar las narices más de la cuenta, llamé a Carmona a José Domínguez, que tras tranquilizarme me dijo que me fuese para el pueblo a Talleres Castejón (Iveco_Pegaso Utrera), que hablaría con ellos para que me preparasen unas baterías. Con las baterías estaba preparado un mecánico, que nada más llegar preguntó si lo que había que arrancar era el Iveco que arrastraba la góndola, desde luego que no, era el Pegasito que estaba detrás, menuda cara se le puso porque debió pensar que no arrancaría ni a empujones. Menuda sorpresa cuando al poner baterías salió andando, en fin solo necesitaba un poco de energía extra.

El subirlo a la góndola me tocó a mi, que pocas veces me había puesto al volante de algo así, con la dificultad añadida de que el freno se bloqueaba al pisarlo y el acelerador no retornaba, así que no sé todavía muy bien como, pero aquel camión terminó subido (por los pelos, porque casi lo tiro) a la góndola. Todo el trayecto hasta Carmona fui detrás a los mandos de mi SEAT 132 que hizo de vehículo de asistencia improvisado, mientras observaba como botaba el cabezón encima del Iveco. Nada más llegar todos salieron a ver que era eso, y me dispuse a “ofrecer” la segunda parte del espectáculo, ya que bajarlo fue más difícil que subirlo, y es que cuando estaba en la rampa del semi, lo giré más de la cuenta y se cayó con la suerte de que quedaba poco para llegar al suelo, y el eje delantero topó con unas de las rampas por lo que el camión bajó mansamente al suelo. Menudo cabreo se pilló José Domínguez. Cuando vió que se caía, cabreo, con los que había en el taller que me habían dejado solo con aquel invento.

Tras aparcarlo en el patio Juan, el conductor del Iveco que me había traído, se arrodilló delante de él y “lo santiguó”. El temblor de las piernas y los nervios tardaron mucho rato en quitárseme, pero mi Pegaso 2011/50 vive ahora lejos de los desguaces.

Este artículo está dedicado a la memoria de Vicente Rosado García.