miércoles, 20 de julio de 2011

PACIFIC M 26, EL PRIMER COLOSO (2ª Parte)

Continuando con el anterior capítulo dedicado a este camión americano, vamos a hablar en esta parte final de sus características mecánicas principales, así como de sus versiones y variantes.

Nos encontramos en líneas generales con una tractora de 21 toneladas de peso, una longitud de 7,72 mts, 3,32 mts de anchura y 2,90 mts de alto. Su cabina blindada, acogía en su interior a una dotación de 7 hombres, y contaba con unas trampillas abatibles en las ventanillas, que se cerraban en caso de estar en situaciones de combate. Unas pequeñas ranuras en las mismas, permitían disparar y tener una mínima visión al conductor. En la parte superior encontramos un afuste circular para una ametralladora M32 del calibre 50. Además de esto, la tripulación contaba con armamento ligero tales como ametralladoras Thompson, carabinas M1, granadas de mano y bengalas.

(La tractora M 26 con la pequeña grúa y la estructura abatible montadas)

El motor del Pacific era un monstruoso Hall-Scott 440 de gasolina, que ocupaba casi toda la parte delantera de la cabina, dejando tan solo a ambos lados, el espacio justo para el conductor y el copiloto. Este motor fue desarrollado originalmente en los años 30 como un motor marino, siendo el del Pacific una evolución del mismo. Cubicaba 1090 pulgadas cúbicas y tenía 6 cilindros en línea con las válvulas en cabeza, entregando una potencia de 230 CV, cifra nada despreciable para la época. Lo que más sorprende en este motor, además de su tamaño, es su consumo, nada más y nada menos que 200 litros de gasolina cada 100 kms en recorrido todoterreno y de 100 litros en carretera. Todo esto le permitía rodar a una velocidad máxima de 42 Km/h y alcanzaba una autonomía de 400 kms.

La tracción 6x6 se conseguía de una forma que podríamos llamar un tanto curiosa. La transmisión principal, a su salida del cambio, conectaba a éste con una caja de transferencias, que repartía la fuerza del motor a los diversos elementos que la demandaban, es decir del transfer, salía una transmisión que dotaba de tracción al eje delantero a través de su correspondiente grupo diferencial, una serie de pequeñas transmisiones auxiliares para los distintos cabrestantes; y por último una transmisión que conectaba con el diferencial trasero, y digo diferencial porque a pesar de que los dos ejes posteriores, eran motrices, era solo uno el diferencial que les transmitía la fuerza.

(Vista general de un M 26 A1)

Esta curiosidad mecánica era posible, debido a que los dos palieres que salían del diferencial trasero, tenían en cada uno de sus extremos unas coronas dentadas (dos por cada lado) que transmitían el movimiento a las ruedas a través de cadenas y de otras coronas dentadas colocadas a su vez en los bujes de rueda, y es que este camión tenía tracción a cadenas en los ejes traseros. Esta solución que se nos podría antojar técnicamente desfasada en los años 40, fue consideraba por el ejército americano, como la idónea y más sencilla de mantener en un vehículo de estas características. La lubricación de dichas cadenas era muy rudimentaria, pues se conseguía, por simple caída por gravedad desde un depósito de aceite colocado en cada lado, y que tenía dos pequeños grifos para su salida.

(Detalle del sistema de tracción por cadena de los ejes traseros)

Respecto al equipo de rescate del camión, éste contaba con un cabrestante delantero con capacidad de arrastre de 18 toneladas, y con dos traseros ubicados tras la cabina, de 30 toneladas cada uno. La dotación tenía a su disposición numerosas herramientas para llevar cabo su tarea de recuperación, tales como un equipo completo de soldadura, compresor de aire, cadenas, sirgas, cables, gatos hidráulicos de 10 y 20 toneladas, poleas y así un largo etc. Tras la cabina, se podía montar una pequeña grúa que permitía elevar pequeños pesos, o simplemente cambiar una rueda. También llevaba en la parte posterior del chasis, una estructura abatible, que se podía colocar en distintas posiciones, y que permitía arrastrar y mover los vehículos recuperados.

Por su parte el remolque M 15, pesaba en vacío 17,5 toneladas, y era capaz de cargar 40, más que suficiente para los “Shermans” que eran los carros más comunes del ejército USA en la Segunda Guerra Mundial. Disponía de dos rampas abatibles y sus ruedas se podían desplazar horizontalmente a voluntad, lo que le permitía cargar carros que tuviesen diferentes separaciones entre las cadenas. Posteriormente, al entrar en servicio los carros pesados M26 “Pershing”, evolucionó en el M 15 A1, que tenía una rampa extra, y en el M 15 A2, con una plataforma más ancha.

(Vista del lado derecho del motor de un M 26 A1)

El principal defecto de este camión, fue el peso extra de la cabina blindada, que producía frecuentes averías en el eje delantero y el rápido desgaste de sus neumáticos. Estos inconvenientes, unidos a que rara vez se utilizaba el camión para recuperar vehículos bajo el fuego enemigo, hicieron que se desarrollase una cabina sin blindaje, lo que dio origen el modelo M 26 A1. Esta versión, pesaba 1,5 toneladas menos que el modelo original y evolucionó en el M 216 A2, que era idéntico al A1, pero con una instalación eléctrica modificada.