martes, 20 de noviembre de 2007

RESURECCIÓN DE UN CAMIÓN

El tedioso mes de Agosto me trajo la grata sorpresa de conocer a través de mi amigo Domingo Moro, la existencia en la provincia de Huelva de un Ebro B-45 restaurado. Domingo, socio al igual que su padre de la cooperativa San Cristóbal de Bonares, localizó en uno de sus viajes un B-45 en la localidad jienense de Cabra de Santo Cristo, donde en un estado más que lamentable, el camión apuraba sus últimos años dedicado a labores agrícolas repartiendo estiércol entre los olivos de una finca.



Localizado el camión, Domingo habló con Juan Antonio Moro, gran conocedor de estos vehículos gracias a que compartió juventud con uno de ellos; y que en cuanto supo de su existencia pensó en rescatarlo. Tras un par de viajes para cerrar el trato, con subida de precio incluida entre uno y otro desplazamiento, y ya con la ayuda inestimable de su hijo Juan Antonio, que se unió al proceso de restauración de inmediato, en Noviembre de 2002 el camión llegaba a Bonares, donde comenzaba su nueva vida.



El trabajo ha sido hecho a conciencia de eso puedo dar fe. El camión fue desmontado por completo a su llegada, dejando el chasis sin ningún elemento, comenzando por alargarlo para así devolverle su longitud original, ya que había sido acortado al montársele el basculante que equipaba. Desmontadas las ballestas, caja, cabina, grupo, etc., se comenzó con el motor, un Ebro de 4 cilindros, al que se le hizo equipo de motor completo. Encontrar recambios no fue difícil gracias a que afortunadamente aún se encuentran en servicio numerosos tractores Ebro, que equipan el mismo modelo de propulsor, y hay talleres que tienen en stock piezas de ellos. Como curiosidad deciros, que el depresor de freno, también pertenece a un tractor. Salvo la cabina, que fue enviada a un taller de chapa de la localidad, donde fue reparada y pintada, todo lo demás lo hizo la familia Moro, y digo la familia, porque incluso la esposa de Juan Antonio colaboró en la tarea.



Una vez que se tuvo reparado el motor, y colocadas de nuevo las ballestas, se montaron los ejes, siendo el trasero desmontado también, para colocarle rodamientos nuevos. Rematar la cabina no fue fácil, se buscaron las manillas exteriores e interiores, que curiosamente aparecieron en el taller de un amigo que conservaba recambios nuevos de la época y pudo surtirlos de estos elementos. No pasó lo mismo con los emblemas del capó, que no aparecían por ninguna parte, y casualmente consiguieron encontrar, colocados en otro capó que estaba enterrado entre la montaña de chatarra de otro taller donde también rebuscaron.



En este punto, y con el bastidor y la cabina montados, se encontraron con el “dilema” de tener que elegir el tipo de caja que le pondrían así como su color, ya que para el chasis y la cabina se habían elegido los propios de la marca y que traía de origen del camión. Tras muchas vueltas y elegido el modelo se pusieron manos a la obra, ya que la caja la fabricaron ellos en su totalidad y la pintaron en dos colores.



El nivel de detalle y cuidado que se ha puesto en este trabajo, solo es posible apreciarlo examinando el vehículo en vivo, y es que no te cansas de mirarlo por todas partes, es increíble el resultado, aunque viendo el cariño que han puesto, y la sabiduría mecánica que atesoran era imposible que el resultado fuese otro.

El reportaje fotográfico se realizó en Bonares donde nuestro Ebro duerme feliz en una cochera propiedad de la familia Moro, que nos dio todo tipo de facilidades para la realización de este reportaje, y que estuvieron encantados de darnos todo tipo de detalles del proceso de recuperación, aunque como no podía ser de otra forma la conversación derivó en otros temas, y charlamos animadamente durante toda la mañana de la historia de nuestro transporte, y de aquellos viejos cacharros que circulaban por nuestras carreteras en aquellos años donde no existía la suspensión neumática ni la inyección electrónica, Barajas, Comets, Ebros y Barreiros, volvieron a nacer de nuestros recuerdos, mientras Juan Antonio (hijo), arrancaba el Ebro y lo sacaba de la cochera, para que el sol nos dejase ver en toda su plenitud el trabajo realizado, impresionante, mejor que cuando salió de fabrica seguro. Ojalá pronto tengan en sus manos otro clásico y pueda volver a la vida de la misma forma, parece magia, pero es mecánica, dos años casi, de dedicación y esfuerzo recompensados a la vista del resultado.



Pronto terminará la restauración, cuando el camión tenga de nuevo sus papeles al día y su seguro especial de vehículo histórico. Ojalá cunda el ejemplo y podamos organizar algún día una concentración de industriales veteranos en Andalucía.

Nota: Gracias a Grupo Transonuba (GTO), por su amabilidad.

1 comentario:

Jose Luis dijo...

Hola:
Creo que su estado es único y probablemente el mejor que queda en nuestra geografía. Enhorabuena por esa labor y a ti por contarla al mundo.
Saludos, Jose Luis.-